La batalla

El monarca estaba siendo sitiado mientras sus soldados iban cayendo en el campo de batalla. Su esposa estaba lejos de el, quizás combatiendo contra el enemigo o quizás muerta.
En un momento no había escapatoria; notó la fría mirada del que fue luego su asesino. Cayó fulminado como rayo.
Al poco ya estaba otra vez en su sitio.
Curioso sueño esto del ajedrez.

Manuel López Hueso

Comentarios

Entradas populares de este blog

Codex Alimentarius

Cliente silencioso