La bailarina de zapatos rojos

Allí estaba ella, de pié ante un público que ya no aplaudía, que ya no la admiraban.
Hace algunos años era toda una estrella, bailando al son de la música, con sus zapatos rojos brillantes. De eso hace ya tanto que sólo guarda el recuerdo amargo de esos ojos brillantes que la miraban.
Todo eso es historia ahora... ¡ah, no, espera!... El escenario se da nuevamente la vuelta, el mundo gira de nuevo, la nieve en su cabeza mientras escucha el suave giro de la manecilla.
Otra vez vuelve a ser admirada en su bola de cristal mientras gira al son de la música.

Manuel López Hueso

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